Desde la Asociación Argentina de Sommeliers, el sommelier Nicolás Reines recomienda 15 etiquetas, entre blancos, rosados y tintos, ideales para estos días de altas termperaturas. La sensación térmica es una sensación, un sentimiento generado por el sentido del tacto. Al igual que en el vino, el sentido del tacto tiene una importancia fundamental.
Los taninos son la sensación de sequedad que hay en la boca cuando éstos reaccionan con la saliva, el volumen o cuerpo es la sensación de untuosidad y de peso del vino en la boca y el nivel de alcohol es la sensación de calor que puede producir éste en la lengua.
A la hora de pensar en vinos para el verano, se pretende aliviar esta sensación térmica que puede ser tan deseada como detestada.
Por esta razón, en las épocas de altas temperaturas es aconsejable evitar los vinos de gran cuerpo o los muy alcohólicos, en el segundo caso se sugiere servirlos a una buena temperatura, bien fresca.
Para el verano lo mejor es intentar quedarse en los blancos, espumantes y rosados, por sus bajos o inexistentes taninos.
Hay grandes vinos de Malbec o de corte, que no se pueden dejar de recomendar durante todo el año, especialmente argentinos, un salteño Yacochuya 2007, un Tapiz Merlot 2005 de Luján de Cuyo o un Fin del Mundo Special Blend 2005 de San Patricio del Chañar, a la temperatura óptima de entre 16º y 18º, y en un ambiente ideal para el calor del verano: cerrado con un muy buen sistema de aire acondicionado.
El verano brinda infinitas situaciones placenteras en las cuales se puede disfrutar del aire libre y de la naturaleza, acompañado por buenos vinos. Aquí dejamos una serie sugerencias para diferentes momentos del día:
Empezar el día con un brunch: frutas tropicales y salmón ahumado, acompañado por un Rosell Boher Rosé. Nada mejor que burbujas con notas de levadura y fruta roja.
Antes del almuerzo, como aperitivo, un Sauvignon Blanc, Mariflor 2009 de la bodega Monteviejo, con una acidez refrescante y sus notas a ruda.
Antes del almuerzo, como aperitivo, un Sauvignon Blanc, Mariflor 2009 de la bodega Monteviejo, con una acidez refrescante y sus notas a ruda.
Para el almuerzo frío, un ceviche de mero, ligeramente picante, hecho con jugo de maracuyá y acompañado por maíz inflado, para resaltar un Torrontés salteño de la bodega El Porvenir de los Andes, Laborum 2009.
Por la tarde, a la hora del té, tostadas, miel y pan dulce acompañados por un Cruzat Larrain Nature, que envuelve el paladar con sus burbujas elegantes y su untuosidad en boca.
Entrados en la noche, se podría pensar en un cochinillo confitado o una carne de caza, un pato o una terrina de conejo, y para acompañarlo, un Chardonnay con madera de Luigi Bosca, Finca los Nobles 2007, fresco, con la madera en perfecto balance con la fruta y el alcohol. O un Sophenia Reserve Chardonnay 2008, de la bodega Finca Sophenia en el Valle de Uco.
Para los más ortodoxos podría ser una ensalada de verdes con queso parmesano o una pechuga de pollo con hongos. En este caso es mejor recurrir a vinos como un Viognier de la bodega Escorihuela Gascón, 2010, floral y con cuerpo, o un Tapiz Single Vineyard Sauvignon Blanc 2009 que combinado con pomelo rosado en la ensalada puede resultar parte de ella, aromáticamente.
Si las opciones no son suficientes y usted cree que definitivamente necesita un tinto para acompañar su tarde o su cena, la pregunta es: ¿Cómo poder tomar un vino tinto en pleno verano cuando hasta por la noche apetece tomar todo bien frío?
Bueno, es hora de quitarse el miedo de tomar un tinto fresco. Las carnes de caza y los patés, con un Luca Pinot Noir 2008, de Ernesto Catena Vineyards, proveniente del viñedo Adrianna de Catena, en una frapera con hielo, fresco, a 12°C, con notas a frutos rojos y especias, pero con la frescura de su acidez. Otra opción es otro Pinot Noir, un 2008 de la bodega Alfredo Roca, de San Rafael, perfumado y especiado.
Y para terminar la cena, postres frutales: una ensalada de frutas, una tarta de manzana fría acompañada de un Rutini Vin Doux Naturel 2004, cremoso, envolvente como para acompañar a las manzanas. Higos secos y quesos maduros con un Terrazas Afincado Petit Manseng 2004 que presenta en la nariz esas notas a frutos secos y a damascos.
Si se quiere terminar la noche con un bocado de chocolate, una excelente experiencia es una mousse de chocolate amargo con sal Maldon, que puede ser la compañía perfecta para un Caol Ila 12 años refrescado, whisky de las islas, ahumado e intenso.
Recomendación: tomar cada uno de los vinos a la sombra, de lo contrario la integridad del vino estará en riesgo.
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