Fue el experto extranjero que le dio fama mundial al malbec argentino.
Nació en el norte de Nueva York, en el seno de una familia de granjeros, y aunque su madre prohibía el alcohol en la casa él plantó una vid en el fondo.
Más tarde se convertiría en uno de los enólogos que hicieron famoso el Napa Valley, en California, por sus vinos del Nuevo Mundo. En esa región, fue uno de los protagonistas de la elaboración de vinos en la bodega de Robert Mondavi. En 1985, llegó desconfiado a Mendoza y se enamoró: del paisaje, de las tierras y de las mujeres...
Con sus vinos, logró posicionar la uva malbec, despreciada en Europa, como una de las más buscadas, e impuso esta variedad como el vino argentino en el exterior. Era un soltero empedernido, abocado a la investigación de los terruños, que pensaba llegar a viejo en la viña. Pero va por su segundo matrimonio con argentinas y tiene una hija que vive en Mendoza.
Paul Hobbs es íntimo del influyente crítico de vinos Robert Parker y comparte copas con Michel Rolland cada vez que lo cruza en algún continente. En el top 5 de los winemakers internacionales, aunque no le gusta que lo llamen fly winemaker, viaja por el mundo asesorando bodegas.
Hace un par de años que Hobbs experimenta en nuestro país con el rey de los tintos, el cabernet sauvignon, y asegura que el argentino está entre los mejores del mundo, junto con el francés y el de los Estados Unidos. Su próximo paso: obtener 100 puntos con el vino y llevarlo triunfante por las góndolas internacionales.
Fuente: La Nación.
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